viernes, 4 de febrero de 2022


Maru Enríquez (1957-2022)

 Maruqita querida,  

   La más dulce siempre, siempre... La más valiente siempre, siempre...
Dejas un vacío muy grande


lunes, 8 de marzo de 2021

 

Rita querida, 
 Amiga mía, ahora que no estás y que tu vacío lo llena nuestros recuerdos, nuestras risas, nuestros llantos, nuestros momentos de hermandad incondicional, me haces tanta falta.... y con eso tengo que vivir



 

 

 

  

domingo, 19 de julio de 2020


Adios al más grande, a nuestro entrañable
JUAN MARSÉ
   
Como si hubiera sido un familiar muy cercano, se me han salido las lágrimas de golpe y con un dolor tierno y amargo a la vez, esta mañana al enterarme de que Juan Marsé ha muerto.

   Él me hizo entender la realidad de la postguerra, del resurgir de la lujuria y la libertad en España y de la incipiente modernidad llena de tremendos contrastes.

   Su agudeza, su fina pluma, su grandísima capacidad para meterse en las entrañas de los personajes y sumergirse en el ambiente, tanto, que logra hacerte sentir en la piel y el olfato el entorno que describe, hace de Marsé, para mí, el mayor de los escritores hasta ayer vivos.

   Gracias, Juan Marsé por todo lo que me has despertado en mi imaginación y por todo lo que me has enseñado



¡Puta semana, y también perdimos al genio,  a Morricone! 


miércoles, 14 de febrero de 2018

MANIFIESTO DE LAS FRANCESAS, el cual, yo, Ana Colchero, suscribo por completo

"Mujeres liberan otra voz"
 
Este es el texto completo del manifiesto publicado en 'Le Monde' por 100 artistas e intelectuales francesas, el pasado 9 de enero: (traducción: Carla Mascia, El País, 14 febrero)


  
  "La violación es un crimen. Pero el coqueteo insistente o torpe no es un delito, ni la galantería es una agresión machista. El caso Weinstein ha generado una concienciación legítima de las violencias sexuales contra las mujeres, particularmente en el ámbito profesional en el que algunos hombres abusan de su poder. Era necesario. Pero esta liberación de la voz de las mujeres se convierte hoy en su opuesto: ¡Nos ordenan a hablar como es debido, a silenciar lo que enoja, y aquellas que se niegan a cumplir con tales órdenes son consideradas como traidoras y cómplices!
   Sin embargo, es propio del puritanismo tomar prestado, en nombre de un llamado bien general, los argumentos de la protección de las mujeres y de su emancipación para encerrarlas en un estado de eternas víctimas, de pequeños seres indefensos bajo la influencia de falócratas demoníacos, como en los buenos viejos tiempos de la brujería.

Delaciones y acusaciones

   De hecho, #metoo ha provocado en la prensa y en las redes sociales una campaña de delaciones y de acusaciones públicas de personas que, sin tener la oportunidad de responder o defenderse, fueron puestas exactamente en el mismo plano que los agresores sexuales. Esta justicia expedita ya tiene sus víctimas: hombres sancionados en el ejercicio de su profesión, obligados a renunciar, etc.; mientras que su única falta fue la de haber tocado una rodilla, tratado de robar un beso, hablado sobre cosas "íntimas" en una cena de negocios, o enviado mensajes con connotaciones sexuales a una mujer para la que la atracción no era recíproca.
     Esta fiebre por enviar a los "cerdos" al matadero, lejos de ayudar a las mujeres a empoderarse, en realidad sirve a los intereses de los enemigos de la libertad sexual, los extremistas religiosos, los peores reaccionarios y los que estiman, en nombre de una concepción sustancial del bien y de la moralidad victoriana que conlleva, que las mujeres son seres "aparte", niñas con rostros de adultas, que reclaman protección. Frente a ellas, los hombres están obligados a confesar públicamente su culpabilidad, y buscar, en lo más profundo de su conciencia retrospectiva, un "comportamiento fuera de lugar" que podrían haber tenido hace diez, veinte o treinta años, y del cual deberían arrepentirse. La confesión pública, la incursión de fiscales autoproclamados en la esfera privada participan de la instalación de un clima de sociedad totalitaria.
    La ola purificadora parece no conocer ningún límite. Aquí, censuramos un desnudo de Egon Schiele en un cartel; allí, pedimos la retirada de una pintura de Balthus de un museo con el argumento de que sería una apología de la pedofilia; en la confusión del hombre con la obra, pedimos la prohibición de la retrospectiva de Roman Polanski en la Cinémathèque (Cinemateca Francesa) y obtenemos la postergación de la muestra dedicada a Jean-Claude Brisseau. Una académica considera que la película de Michelangelo Antonioni Blow-Up es "misógina" e "inaceptable". A la luz de este revisionismo, ni John Ford (La prisionera del desierto) ni incluso Nicolas Poussin (El rapto de las sabinas) quedan a salvo.
     ¡Los editores ya piden a algunas de nosotras que cambiemos a nuestros personajes masculinos para que sean menos "sexistas", que hablemos de sexualidad y de amor con menos desmesura, o que garanticemos que el "trauma experimentado por los personajes femeninos" sea más obvio! ¡Al borde del ridículo, un proyecto de ley en Suecia quiere imponer un consentimiento explícitamente notificado a cualquier candidato a una relación sexual! Queda muy poco para que dos adultos que quieran acostarse tengan que marcar primero, vía una “app” móvil, un documento en el que las prácticas que consienten y rechazan serán debidamente listadas.
     El filósofo Ruwen Ogien defendía una libertad de ofender indispensable para la creación artística. De la misma manera, defendemos una libertad de importunar, indispensable para la libertad sexual. Ahora estamos suficientemente advertidas para admitir que el impulso sexual es por naturaleza ofensivo y salvaje, pero también somos lo suficientemente clarividentes como para no confundir el coqueteo torpe con la agresión sexual.
     Sobre todo, somos conscientes de que la persona humana no es monolítica: una mujer puede, en el mismo día, dirigir un equipo profesional y disfrutar siendo el objeto sexual de un hombre, sin ser una “zorra” ni una vil cómplice del patriarcado. Puede asegurarse de que su salario sea igual al de un hombre, pero no sentirse traumatizada para siempre por un manoseador en el metro, aunque se considere un delito. Incluso puede considerarlo como la expresión de una gran miseria sexual, o como un evento al que no merece dar importancia.
     Como mujeres, no nos reconocemos en este feminismo que, más allá de la denuncia de los abusos de poder, toma el rostro del odio hacia los hombres y la sexualidad. Pensamos que la libertad de decir no a una propuesta sexual no existe sin la libertad de importunar. Y consideramos que hay que ser capaces de responder a esta libertad de importunar de otra forma que la que nos encierra en el papel de la presa.
     Para aquellas de nosotras que han elegido tener hijos, creemos que es mejor criar a nuestras hijas para que estén informadas y sean lo suficientemente conscientes para poder vivir plenamente sus vidas sin dejarse intimidar ni culpabilizar. Los incidentes que pueden tener relación con el cuerpo de una mujer no necesariamente comprometen su dignidad y no deben, por muy duros que sean, convertirla necesariamente en una víctima perpetua. Porque no somos reducibles a nuestro cuerpo. Nuestra libertad interior es inviolable. Y esta libertad que atesoramos no es exenta de riesgos o responsabilidades".

     Redactoras del texto: Sarah Chiche (escritora, psicóloga clínica, psicoanalista), Catherine Millet (crítica de arte, escritora), Catherine Robbe-Grillet (actriz, escritora), Peggy Sastre (autora, periodista, traductora), Abnousse Shalmani (escritora, periodista).
Y lo firman otras 95 mujeres intelectuales y artistas francesas, entre las cuales están la actriz Catherine Deneuve.
Traducción de Carla Mascia

martes, 21 de noviembre de 2017

“Me intentó besar hace 30 años”: Ha muerto la presunción de inocencia

“Me intentó besar hace 30 años”: Ha muerto la presunción de inocencia



Es muy preocupante que en estas semanas se haya dado una avalancha de acusaciones de abusos sexuales de muy remotas fechas contra hombres famosos o importantes. Pero no me preocuparía si esto se hubiera hecho por los cauces legales; si se hubieran presentado denuncias contra ellos en los juzgados. No, se ha hecho en las medios de comunicación y sobre todo en las redes sociales. Así que ha muerto la presunción de inocencia, ¿verdad? Cualquiera puede lanzar una acusación tan increíble como “fulanito me intentó besar hace 30 años” y listo, todo el mundo se lanza contra el fulanito en cuestión, sin mediar PRUEBA ALGUNA.      
      ¿Por qué no lo denunciaron en su momento, si es que sucedió?  Dirán que por miedo o porque no les convenía. Así que 30 años después lanzan una acusación que muy bien puede ser una difamación, y como toda difamación, exalta la sed de venganza cobarde en las redes sociales y alimenta el amarillismo de los medios de comunicación.  

    Están jugando con algo tan serio como el acoso sexual. Dentro de muy pocas semanas las acusaciones que se van apilando en el basurero de las redes sociales dejarán de levantar indignación, pues el abuso, el exceso, hace que se pierda el efecto, satura, empalaga. Para cuando realmente algún hombre o mujer acuse de verdad, con pruebas y en los juzgados, la indignación de la sociedad se habrá casi agotado

   ¿Cómo es posible que personas medianamente inteligentes sigan el juego de cualquiera que lanza una acusación sin pruebas y tan extemporánea como de 30 años de antigüedad? No, yo soy una defensora encarnizada de la presunción de inocencia, punto.

   Ahora, cuando alguien abuse, pero hablo de que abuse, no que nos mire con deseo, o que trate de ligarnos, eso no es abuso, eso es un comportamiento normal, dejémonos de estupideces, que presente una denuncia o que arme un escándalo en el momento mismo en el que sucede o que renuncie a su trabajo al tiempo de presentar la denuncia. Pero bulos en las redes no se pueden permitir;  nunca se sabe si nosotros seremos los siguientes difamados, cuidado.

jueves, 19 de octubre de 2017

Cataluña: 38% NO es la MAYORÍA

   ¿Cuántos catalanes no quieren que Cataluña se separe de España? No lo sabe usted ni lo sabe nadie.
  ¿Cuántos catalanes, quieren un estado catalán independiente? 
    Si no cuestionamos la transparencia del referéndum de octubre del 2017, que el gobierno de Cataluña proseparatista, unilateralmente, promovió, organizó y realizó el escrutinio, sin contar con ningún miembro ni organización no separatista: 2.044.038 de un censo de 5.313.564 votantes, o sea el 38.4% (1)
   ¿Es legítimo, justo o democrático que se decrete una separación con sólo el 38% de sus habitantes a favor de ella?
   ¿Cómo se calificaría a unos gobernantes que declaran una separación que NO está apoyada (según sus propios datos) por la MAYORÍA de sus habitantes?

    DATO COMPLEMENTARIO:
   
   Consulta del 2014 en Cataluña: el 30% del censo dio apoyo a la separación.
   CENSO: 6.180.000, incluidos mayores de 16 años. Participación: 2.305.290, 37,2 % del censo
  VOTOS por el SÍ a la creación de un estado independiente:1.861.753 millones: 30% del censo.
  Consulta organizada del mismo modo que el referéndum del 2017, sin participantes no separatistas. No hubo represión alguna por parte del Estado español

ARTÍCULO MUY ATINADO:
https://elpais.com/elpais/2017/10/21/opinion/1508583802_160310.html